El Rey ha firmado sus casi 39 años de glorioso reinado en los que ha hecho, por España, todo por España. Don Juan Carlos ha concluido sus casi cuatro décadas de servicio a todos los españoles, para las que solo tenemos palabras de agradecimiento, y buscando por enésima vez el bien del país ha confiado su amado reino a su Heredero en una solemne ceremonia de abdicación en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid, arropado por la reina Sofía, los Príncipes de Asturias y sus hijas, las infantas Leonor y Sofía; la infanta Elena, la infanta Pilar y los Duques de Soria, y ante la presencia de los Presidentes del Congreso y del Senado, el Presidente del Gobierno y los ministros, entre los aproximadamente 150 invitados institucionales.Una compañía de la Guardia Real ha rendido honores al Monarcacon escuadra de gastadores, unidad de música, bandera y tres secciones, con salvas de ordenanzas (21 cañonazos) y con himno nacional anunciando su llegada. El Rey ha irrumpido en la sala primero solemne, luego intermitentemente sonriente y finalmente conmovido y muy agradecido asintiendo y extendiendo las manos en señal de recíproca gratitud hacia la audiencia, que se encontraba en pleno en pie y que no paraba de aplaudir.
Tras el himno nacional y una vez que los Reyes y los Príncipes se han acomodado en las cuatro sillas centrales que se han colocado frente a los invitados en el Salón de Columnas y el resto de los miembros de la Familia Real y del Rey ha hecho lo propio en las sillas laterales, se ha procedido a la lectura de los motivos de la renuncia del Monarca, mientras el rey Juan Carlos trataba de contener la emoción con un pestañeo continuo y varias confidencias entre padre e hijo.
El protocolo ha continuado guiando el curso de los acontecimientos y, en el mismo escenario de otras rúbricas solemnes como el Tratado de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1985 o el acuerdo Unión Europea-Mercosur en 1995 durante la Presidencia Española de la UE, el soberano ha protagonizado el acto crucial de su renuncia con la sanción y promulgación de la Ley orgánica de Abdicación, tras haberse cumplimentado todos los trámites parlamentarios necesarios, que se iniciaron el ya histórico 2 de junio en el que comunicó su decisión de abdicar la Corona. Luego el Rey ha cedido la pluma al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que ha refrendado la norma, y a partir de entonces el ceremonial ha hecho sitio a la emoción y a numerosos gestos espontáneos, protagonizados tanto por el Rey como por la Reina, el Heredero y las pequeñas infantas Leonor y Sofía.
Primero la Reina ha besado al Rey; luego el soberano ha protagonizado uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia al darle un efusivo abrazo lleno de sentimiento a su hijo, quien respondía igualmente con cariño a su padre, y ha cedido su sitio al que será el nuevo soberano como símbolo del traspaso en la Corona de España; a continuación también la Reina ha besado y ha abrazado a su hijo como lo hacen todas las madres, con cariño incondicional y profunda admiración; seguidamente don Felipe ha avisado al Rey de que sus hijas, las infantas Leonor y Sofía, querían darle un beso y, tras hacer una indicación a las niñas, la infanta Leonor se ha acercado en primer lugar a su abuelo y ha corrido después a los brazos de su abuela, seguida por su hermana, la infanta Sofía, y finalmente, después de los cariñosos abrazos de las niñas a los Reyes, doña Letizia, que ha ejercido como amantísima mamá, pendiente de sus hijas en todo momento, acompañándolas hasta sus asientos, dedicándoles un guiño de ojo o mirándolas con ternura y complicidad, hizo una tierna caricia a su hija mayor y le dijo: "Muy bien", en reconocimiento de su buen comportamiento durante toda la ceremonia, de su formalidad y de su excelente lección de protocolo.
Los sucesores, don Felipe y doña Letizia, han cedido todo el protagonismo al Rey en su último acto oficial como soberano, así como a la Reina, que ha aparecido sonriente y relajada en este día de gran emoción en el que se ha vestido para reinar por última vez con un traje gis perla y luciendo un conjunto de pendientes y collar de perlas. Siempre un paso por detrás y sin estrenos que pudieran hacer sombra, al lado del príncipe Felipe, la princesa Letizia, que ha repetido vestido –el conjunto de Felipe Varela, compuesto por un top negro de manga francesa y una falda blanca de tubo con bordados florales en los laterales, del homenaje en el Palacio Real al último Premio Cervantes, Elena Poniatowska.También ha prescindido de las más emblemáticas joyas reales, incluso de grandes piezas, decantándose solamente por unos discretos y elegantes pendientes de brillantes. El único recordatorio del nuevo orden ha sido la insignia de don Felipe de Gran Maestre del Toisón de Oro, reservada a soberanos y que hasta ahora correspondía a su padre, mientras don Juan Carlos ha lucido hoy la insignia de Caballero.
Veinte intensos minutos después, el Himno Nacional anuncia el final del solemne acto. Los Reyes, los Príncipes y, tras ellos, el resto de los miembros de la Familia Real y de la Familia del Rey: las hijas de los Príncipes, las infantas Leonor y Sofía, primorosamente vestidas para la ocasión de blanco y rosa; la infanta Elena, señalando la ocasión como se merece de rojo español; la infanta Pilar y los Duques de Soria abandonan el Salón de Columnas,mientras les despide con aplausos la clase política española, como el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la mayoría de miembros de su Ejecutivo, los Presidentes del Congreso y del Senado, Jesús Posada y Pío García-Escudero, los del Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo, Francisco Pérez de los Cobos y Carlos Lesmes, además de mandos militares y otros representantes institucionales, los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero y los ponentes de la Constitución de 1978 Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Y por supuesto aquellos amigos que más cerca han estado siempre de don Juan Carlos y doña Sofía y que no podían faltar en la despedida del soberano como Rey. Que no es un triste adiós, sino un hasta luego.
Don Juan Carlos seguirá siendo Rey de derecho hasta las 00.00 horas cuando la ley entre en vigor al ser publicada en el Boletín Oficial del Estado. A partir de ese mismo momento, dejará de ser Jefe del Estado y Jefe supremo de las Fuerzas Armadas y todas sus funciones institucionales recaerán en su hijo, Felipe VI, mientras que la infanta Leonor ocupará el primer lugar en la sucesión del trono y tendrá como tal el título de Princesa de Asturias.
Ley orgánica de Abdicación
Artículo único. Abdicación de S. M. el Rey Don Juan Carlos I de Borbón.
1. S.M. el Rey Juan Carlos I de Borbón abdica la Corona de España.
2. La abdicación será efectiva en el momento de entrada en vigor de la presente Ley Orgánica.
Disposición final única. Entrada en vigor. La presente Ley entrará en vigor en el momento de su publicación en el Boletín Oficial del Estado.