El delicado atuendo regio de encajes y muselinas a veces se vuelve salvaje. Y es que Máxima de Holanda, la Duquesa de Cambridge, Matilde de Bélgica, Victoria y Magdalena de Suecia y la Princesa de Asturias, camaleónicas de naturaleza, mudan la piel según sus compromisos oficiales y a algunas de sus apariciones públicas más significativas les imprimen el estampado felino de última tendencia.
Los estilismos de las damas reales rugen particularmente en ocasiones muy señaladasdesde un punto de vista personal, como en aquella botadura de un transatlántico de la línea de cruceros Royal Princess que se convertiría en el último compromiso oficial de la esposa del príncipe Guillermo antes del nacimiento del príncipe George y que la Duquesa marcó brutalmente con una nueva versión del clásico animal print con un abrigo en blanco y negro de la firma Hobbs. O como en aquella cena privada en Nueva York de la reina Silvia con su hija pequeña y con su (por aquel entonces) nuevo novio, Chris O'Neill, que ya presagiaba el compromiso de Magdalena de Suecia. A modo de señal para los más incautos, el grito de la selva de la realeza: un fular con estampado de leopardo con el que la princesa Magdalena daba alerta del especial momento.
La piel felina es a veces también rasgo exterior del corazón de león de las damas reales, que se vuelcan con bravura en las infinitas causas de sus agendas reales, como dio muestra semanas atrás la princesa Letizia en una mañana de audiencias en el salón Magnolias de la Zarzuela, entre otros colectivos, a una representación de la Federación española de Parkinson, asociación para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por la enfermedad y sus familiares, que acudieron con su presidenta, María Jesús Delgado de Liras.
Las Reinas recién coronadas también dan cuenta del poderoso reinado felino en los guardarropas. Máxima de Holanda, al igual que la Princesa de Asturias, viste el estampado de moda en compromisos oficiales destacados como el de anoche en el teatro Lamar de Ámsterdam, donde asistió a una función conmemorativa del musical Cree en mí (Hij gelooft in mij), que repasa la vida de André Hazes, cantante célebre en Holanda y fallecido en 2004. La obra, que cumplía ayer un año en los escenarios con gran éxito, celebró el primer aniversario con una función cuya recaudación fue destinada al proyecto Los niños hacen músicadel Fondo Orange, del que tanto la Reina como el Rey holandés son padrinos de honor. Al final de la velada, el productor de la obra, Joop van den Ende, hizo saber que se habían recaudado 100.000 euros, lo que, según sus palabras, sólo se puede calificar como de "enorme logro". Todos lo celebraron con un rugido de alegría.
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