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domingo, 9 de junio de 2013

El menú de banquete nupcial


El Palacio de Drottningholm acogió la celebración de la boda de la princesa Magdalena y Chris O'Neill. Los recién casados hicieron su entrada en el salón del banquete nupcial después de que lo hicieran sus 400 invitados y, una vez que todos estuvieron acomodados, comenzaron a degustar el delicioso menú, elaborado por el chef Stefano Catenacci y servido en tres vajillas distintas, mientras dos arcoíris que cruzaban Drottningholm daban los mejores augurios al matrimonio. 
Abrieron la cena las delicias suecas y el caviar de Kalix con lemos y crema fresca picante, seguidas de una emulsión de Skagen con pan crujiente de centeno y arenque mostaza con revestimiento de zanahoria, de terrina de arenque en escabeche, huevo de Gotland con espuma de caviar Drott y miniatura de pastel de queso Västerbotten. Después probaron trucha asalmonada al horno en mantequilla con espárragos blancos hervidos, espárragos verdes fritos y espárragos morados marinados con compota de tomate y chalota con mantequilla marrón, rábano picante, aceite de cebollino y huevas de salmón. Continuaron con ternera asada de la granja de Holmberg a la mostaza Västervik y salsa de sidra Astrakan, zanahoria y mini coliflor de la granja Nobis. De postre, Pavlova con merengue italiano, sorbete de fresas salvajes y helado de fresa, chocolate blanco y fresas salvajes.Todo ello regado por cuatro vinos distintos, además de schnapps suecos y cerveza: Trimbach Riesling Vieilles Vignes 2009 Alsace, Pommery Grand Cru Millésime 2005 Champagne, Auxey-Duresses 1er Cru 2010 La Chapelle Dom. Lafouge y Sattlerhof Beerenauslese 2010 Südsteiermark.

La mesa, impecablemente vestida para la ocasión con la mantelería adamascada de Klässbolsde, de más de un siglo de antigüedad, albergó un festival de sabores, de colores, de texturas... Y de vajillas, dependiendo del plato. La vajilla de entrada, creada por Rörstrand en 1910, está decorada con el monograma del rey Gustavo V y el emblema sueco de las tres coronas, y la cubertería que la acompaña, elaborada en Estocolmo entre 1830 y 1840, perteneció a la reina Desiree, primera Reina Bernadotte, tiene el monograma EBD (Eugenia Bernhardina Desideria) y está bañada en oro. La cristalería fue el regalo de bodas que el Gobierno y el Parlamento hicieron a los Reyes de Suecia cuando contrajeron matrimonio y, por tanto, el regalo de boda del pueblo sueco. El plato de pescado se sirvió en la vajilla Rosenthal Monbijou del siglo XX, decorada con un adorno floral verde; el plato de carne en la vajilla creada por Rörstrand en 1910 en la que se lee Drottningholms slott (palacio de Drottningholm) bajo una una corona real, junto a la cubertería del Príncipe Alberto, encargada por la reina Josefina, y el postre en una vajilla, creada por la firma alemana KPM en el siglo XIX y adornada con flores y mariposas. Como las que durante todo el día han revoloteado en los corazones de los novios.

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