Recuerda que se sintió mal durante tres días y acudió al servicio de urgencias, allí le dijeron que había sufrido un derrame cerebral. Se desmayó nada más conocer la noticia. “Cuando volví en mí, el médico estaba inclinado sobre mí. Le dije: ¿Me estoy muriendo? Y él dijo: Tu cerebro está sangrando' ", recuerda. Quiso entonces hablar con su madre y el doctor le dijo: “Tienes razón. Podrías perder la capacidad de hablar pronto. La actriz recuerda que su madre voló desde Pennsylvania para estar cerca de su hija.
Unos días después, los médicos le diagnosticaron una arteria vertebral rota. "La hemorragia era tan fuerte que mi cerebro había sido empujado hacia la parte delantera de mi cara", dice. Los cirujanos repararon la arteria con 22 espirales de platino. La actriz salió tartamudeando del hospital e incapaz de leer. Los años posteriores, su matrimonio con el periodista Phil Bronstein se rompería y perdía la custodia de su hijo adoptivo, Roan.
Desde entonces tuvo que volver a empezar. “Todo mi ADN cambió. Mi cerebro no está sentado donde solía, mi tipo de cuerpo cambió e incluso mis alergias a los alimentos eran diferentes", asegura. Tuvieron que pasar meses para que recuperara la sensibilidad de su pierna izquierda y un año hasta que finalmente consiguió que su visión volviera a la normalidad. ¿Otra lucha? Conseguir borrar una tartamudez persistente. Este capítulo la ha convertido en una persona con mayor fortaleza. “Me volvía más inteligente emocionalmente. Elegí trabajar muy duro para abrir otras partes de mi mente. Ahora soy más fuerte”. También es más directa, en ocasiones, reconoce que dice: "Tengo daño cerebral, vas a tener aguantarte".
Sharon Stone cuenta que en el año 2010 estaba tratando de relanzar su carrera profesional, después de haber sido una gran estrella del cine y tras su nominación al Oscar a la mejor Actriz por la película Casino, tenía que conformarse con un papel en la serie de televisión Law & Order: Special Victims Unit. “Esto era humillante”, asegura la actriz. “Después de haber trabajado con las mejores personas de la industria, me sentía como que estaba la última de la fila”, añade. Y se hacía preguntas como la siguiente. “¿Qué hice yo para merecer esto?".
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