Volveremos a ser testigos excepcionales de tradiciones centenarias, del encuentro regio y del ambiente palaciego en apenas cuatro semanas. Holanda será el centro de mundo el próximo 30 de abril, con motivo de la Coronación de los Príncipes de Orange, y hará acopio de nuevo de todo el utillaje regio en celebraciones de gala, desfiles de carrozas, travesías en bote y viajes por el ancho reino que servirán para marcar el magno acontecimiento como merece.
La pompa, el boato y la tradición reinarán en el gran día de Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, si bien no asistiremos a una ceremonia de coronación propiamente dicha, sino a una ceremonia de investidura. El concepto de coronación tiene una connotación religiosa (se asciende al Trono por la Gracia de Dios) mientras que la constitución de los Países Bajos remarca que el Rey lo es por la gracia del propio pueblo holandés. Esta inclinación por la investidura en lugar de por la más tradicional coronación es común en los países escandinavos a diferencia de otros países como Reino Unido en los que se sigue prefiriendo la fórmula antigua.
La actual ceremonia de investidura se viene celebrando desde 1814 (cuando Guillermo I fue proclamado Rey) en la Iglesia Nueva de Ámsterdam y desde 1840, momento de la coronación de Guillermo II, el rito no ha sido modificado en lo más mínimo. Aunque la ceremonia se desarrolla en una iglesia, se trata de un acto completamente laico. La constitución holandesa también indica que la ceremonia de investidura se tiene que celebrar en Ámsterdam durante una reunión general y pública de los Estados Generales (compuestos por las dos cámaras de representantes), en la que el Rey jurará o prometerá lealtad al Estatuto del Reino así como a la Constitución.
El nuevo Rey leerá el siguiente juramento: "Juro al pueblo del Reino que mantendré y defenderé el Estatuto del Reino y la Constitución. Juro que defenderé y conservaré con todas mis fuerzas la independencia del Reino y su territorio; que protegeré la libertad y los derechos de todos los holandeses y los residentes en los Países Bajos y que con todos los medios que me ofrezcan las leyes conservaré el bienestar de esta nación así como su progreso, como le es debido a todo buen y leal rey. ¡Qué Dios todopoderoso me ayude en esta tarea!".
Los símbolos del Reino y el manto real
Las insignias del Reino de Holanda, que simbolizan el poder y la dignidad del Rey, se desplegarán durante el solemne acto. El rey Guillermo II mandó fabricarlas en 1840. La más importante de ellas es naturalmente la Corona, que representa a la soberanía del Reino de los Países Bajos y se refiere igualmente a la dignidad del Jefe del Estado. Otras insignias son el cetro, que simboliza la autoridad del Rey; el orbe, que representa los dominios territoriales del Rey; la espada, que simboliza el poder del Rey y, por último, el estandarte con la bandera holandesa. Durante la ceremonia de inauguración del reinado del rey Guillermo Alejandro, todos estos objetos reposarán sobre la credencia, donde también se situará un ejemplar de la constitución holandesa.
Las insignias del Reino de Holanda, que simbolizan el poder y la dignidad del Rey, se desplegarán durante el solemne acto. El rey Guillermo II mandó fabricarlas en 1840. La más importante de ellas es naturalmente la Corona, que representa a la soberanía del Reino de los Países Bajos y se refiere igualmente a la dignidad del Jefe del Estado. Otras insignias son el cetro, que simboliza la autoridad del Rey; el orbe, que representa los dominios territoriales del Rey; la espada, que simboliza el poder del Rey y, por último, el estandarte con la bandera holandesa. Durante la ceremonia de inauguración del reinado del rey Guillermo Alejandro, todos estos objetos reposarán sobre la credencia, donde también se situará un ejemplar de la constitución holandesa.
Además el futuro Rey lucirá una versión restaurada del manto real que llevara la reina Beatriz en 1980. El actual manto real es una copia del original de 1815 que se usó durante la entronización de Guillermo I. Hasta 1948 fue ese mismo manto el que, con los debidos arreglos por parte de la firma de costura Arbeiter, fue utilizado en todas las ceremonias de coronación. En 1980 la modista Theresia Vreugdenhil fue la encargada de restaurar el vestido para la actual reina Beatriz. El manto, de piel de animal, ha sido motivo de polémica en las últimas semanas ya que el Partido de los Animales pidió que dejara de usarse por razones éticas. El primer ministro Mark Rutte alegó en sede parlamentaria que si bien la prenda está compuesta de pieles de armiño desde 1980 no se han utilizado curtidos nuevos en su conservación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario