A veces las tradiciones y las supersticiones traspasan límites insospechados. Lo último, una mujer de 61 años llamada Helen contrajo matrimonio con un niño llamado Salene en Sudáfrica. Aunque parezca increíble la idea salió del propio niño que le pidió matrimonio a Helen porque aseguraba que "el fantasma de un antepasado suyo" se lo pidió.
La familia de Salene accedió al enlace para evitar las represalias del más allá, aunque recalcan que la ceremonia fue algo simbólico, ya que no han firmado el contrato matrimonial y ahora cada uno hace su vida. La pareja intercambió los anillos ante 100 invitados y se dieron un beso para sellas el compromiso no vinculante.
El pequeño Salene ha vuelto a su vida normal y espera algún día poder casarse con una novia más acorde con su edad, pero de esta manera afirma haber hecho feliz a su difunto abuelo. La familia del pequeño relata que Salene lleva el nombre de su abuelo fallecido, que "nunca tuvo una boda y antes de morir le pidió que lo hiciera por él".
Por su parte, la novia, Helen, explica que accedió a la boda porque "es lo que querían los antepasados y ahora están felices". Destaca además que se trata de "un ritual. Sólo estamos jugando ahora, pero es un signo de que Sanele se casará algún día".
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