Esto es lo que sucedió con la
roca caída en Rusia el pasado viernes 15 de febrero. Nadie previó su
llegada, pero los científicos detectaron sus efectos en todo el mundo
gracias, por ejemplo, a la red de dispositivos encargada de medir el nivel de ultrasonidos provocados por las pruebas nucleares.
Según informó la prestigiosa revista Nature, la roca que cayó sobre la región de Chelyabinsk, cerca de la parte sur de los Urales, fue el objeto más grande en impactar con la Tierra en más de un siglo. Probablemente, el meteorito fuese el mayor desde el que causó el evento de Tunguska.Los ultrasonidos muestran que la explosión liberó cientos de kilotones de energía, lo cual hizo que la explosión fuera bastante más potente que la última prueba atómica realizada por Corea del Norte.
Según cálculos efectuados por Margaret Campbell-Brown,astrónoma de la canadiense Universidad Western Ontario, que estudió los
datos de ultrasonidos captados desde dos estaciones cercanas al lugar
del impacto, el meteoro podría haber medido unos 15 metros de largo en el momento en que entró en la atmósfera terrestre, y podría haber alcanzado una masa de siete toneladas.
A pesar de tener un tamaño relativamente grande, el objeto no fue
detectado hasta que alcanzó la atmósfera. Eso es así porque la red de
telescopios que vigila el cielo en busca de asteroides que puedan
impactar con la Tierra solo persigue objetos grandes (entre 100 metros y 1 kilómetro de largo).Uno del tamaño del caído el pasado viernes es casi imposible de ver hasta - con suerte - uno o dos días antes del impacto. Como vemos, nuestra tecnología dista mucho de estar preparada para la detección de rocas espaciales pequeñas, y también falla a la hora de desviar rocas grandes que pudieran poner en peligro la Tierra. Así pues, queda mucho que hacer, y de hecho algunos científicos rusos han pedido ya la creación de un escudo terrestre de protección contra meteoritos.
Teniendo en cuanta que cada 100 millones de años aproximadamente nos visita una roca capaz de exterminar a cualquier forma de vida mayor que el tamaño de una maleta de mano para avión, si queremos diferenciarnos de los dinosaurios y sus cerebros diminutos, tendríamos que tener algún plan de contingencia preparado. Puede que sobre eso logremos ponernos todos de acuerdo.
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